dilluns, 7 d’octubre del 2013

El Andorrano






 


Ayer pensaba que iba a salir solo, había gente que salió el sábado y el grupo de whatssapp no estaba muy animado. Aún así, cuatro valientes, decidimos a dar una vuelta tranquila por los montes ... hasta que apareció el Andorrano. Para aquellos que no lo conozcais, es una persona de cuya procedencia no logro acordarme y que hace unos meses llegó él solo hasta el principado desde Barcelona. Pero aquí no acaba la cosa, detrás de esa mirada fría se esconde la antítesis de nuestro mesias Ferran. Si Ferran, con la ayuda de su GPS de muestra del phonehouse que no marca el rumbo si no lo que él piensa (es como la brújula del capitán sparrow en piratas del caribe)  logra llevarnos sanos y salvos a casa (aunque hay gente que no tenga fé en él), su antíteses, el Andorrano, nos llevo a unas tierras desconocidas por casi todos y muy duras.

A un ritmo en el que el David y un servidor, dábamos gracias a Dios por seguir vivos en cada pedalada, en poco menos de dos horas y media, ya estábamos en Castenyolí. A nuestro paso, dejamos al Sr. Vives en Can Massana, que viendo la que se avecinaba prefirió dar media vuelta, fué sin duda, el más listo del grupo.
Una vez llegamos, el Andorrano puso rumbo a una dirección desconocida por todos. Durante el camino, dudó en varias ocasiones que camino era el correcto, con lo cual David y yo todavía nos hundíamos más. Ambos, llevabamos una barrita y algo de agua pensando que llegaríamos pronto a casa. Pero en ese punto, no sabíamos donde íbamos a dormir.

Después de mucho pedalear (pero mucho) el Andorrano puso pie a tierra, detrás de él, Manolo, que a pesar de todo, tenía fuerzas y ganas para seguir adelante, y finalmente llegamos nosotros con lágrimas en los ojos. Fué allí, cuando el Andorrano nos miró y dijo, "ahora viene lo fuerte" entre risas y caras de regozijo. Si os cuento que en algunas rampas se me levantaba la rueda delantera de lo picadas que estaban os mentiría. Solamente fué un kilómetro y medio, pero Jesús Calleja práctica sus expediciones a las montañas en esas rampas.

Finalmente, llegamos con más pena que gloría a Can Aguilera y desde allí volvimos chino chano hasta Esparreguera.

Mirad la cara del Andorrano llegado a Castenyolí y de su secuaz que tampoco se veia muy cansado, creo que ni sudó.













Esta es una vista de Igualada desde la montaña a la cual ascendíamos, se ve lejos eh?



Y por último las dos caras de la ruta, a la abajo, la de un hombre que seguramente llegó a casa con unas agujetas pero hecho un campeón, y arriba al Manolo haciendo el CLO CLO CLO CLO de Mauricio Colmenero para aquellos que se quedaron en casa durmiendo y perdiéndose esta pedazo de ruta, válida para los muy hombres.






Pues nada, para finalizar la crónica una gráfica de nuestra aventura, id contando la ascencsión total, salen unos cuantos metros. Saludos.






2 comentaris:

  1. Caram, i jo que pensava que lo del Andorrano era una llegenda...
    Tot i així, ja anat bé que a aquests esporàdics els mostri els camins que els habituals ja hem fet més d'una vegada.

    En defensa als que no hem pogut venir, no ha estat per no tenir ganes de sortir, que en el meu cas sempre hi són, sinó per intentar re-adreçar allò que es diu harmonia familiar, tan malmesa per les escapades amb la bicicleta.

    Per cert, aquest pics que marca el gràfic, són salts?

    ResponElimina
  2. Anònim7.10.13

    buenas fotos de la salida tipo VERANO AZUL del sabado.Por cierto creo que la velocidad media era la misma el Sabado que el Domingo la unica diferencia era el tipo de BICI.CLO,CLO,CLOC. Y a las.12.30 en casa.

    ResponElimina